El pincel barato ataca los paraderos en Pudahuel

El rayado masivo de paraderos de buses del Transantiago en Pudahuel es una realidad, pareciera ser una norma para jóvenes con resentimiento social y carentes de toda lógica racional del bien común con los demás el atentar contra ellos, siendo sus blancos preferidos los de reciente construcción debido a su impecable presentación. Extraña cultura del daño sin sentido, es la que pareciera ser el pasatiempo favorito para un montón de mozalbetes que lo único que saben hacer bien es ensuciar o destruir espacios de utilidad pública.

Manuel Escudero, un esforzado trabajador de la construcción, en un vocabulario poco académico debido a su molestia se refiere a estos jóvenes como un nulo aporte a la comunidad, ya que solo hacen destrozos y si se les trata mal o le damos un empujón por insolentes lo primero que hacen es ir a llorisquearle a su mamá, la que acude con prontitud en defensa de los derechos del niño, emprendiéndolas contra quienes fueron capaces de poner en su lugar a estos angelitos que todo lo rayan sin que nadie responda por sus actos.

 

Carlos Gonzáles, nos comenta, que también tuvo un fuerte altercado con un joven que estaba sacando un asiento de madera de un paradero de bus ubicado en

la Avda. Tte. Cruz al llegar a Avda. San Francisco, hecho acaecido a vista y paciencia de varias personas que esperaban bus a esa hora, quienes optaron por el silencio y el hacerse los desentendidos. González aún molesto por la actitud del vecindario, manifiesta que lo único que logró por defender un patrimonio público fueron amenazas, insultos y amagos de ser golpeado. Lamentablemente, y para desgracia de este buen vecino, todo su esfuerzo de nada sirvió, ya que esta base de madera fue robada posteriormente, como a otros  paraderos en Pudahuel a los que les han sacado los asientos, y que en algo mitigan las largas esperas del casado pudahuelino por un acercamiento.

 

El lente de Tropezón sorprendió a un joven rayando un paradero de buses con  plumón, el que al ser interrogado sobre la razón de hacer eso, con voz desafiante contestó “porque tengo ganas”, al fotografiar su acción se aleja raudo con cara de sorprendido sin antes proferir amenazas por tomarle una fotografía. Extraña paradoja de este joven que visten de uniforme escolar, atrapado haciendo daño a la propiedad pública y que lo primero que se acuerda es de su mamá y de sus derechos, ya que al preguntársele sobre los derechos de los demás de tener espacios limpios, no tiene idea. Situación que sin duda es un importante tema  a debatir en las aulas y en la familia.

Un buen mural en una pared  es digno de admirar, pero el rayar por rayar es maldad, ya que hacen de la comuna un lugar decadente; estas personas merecen ser sancionadas con multas en dinero y la reparación del daño causado, para que no vuelvan a cometer actos similares y comprendan el valor de los bienes públicos.

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